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El Rey Mago de Brais se llama Alfonso Paz

  • Diario de Arousa
  • 7 ene 2017
  • 2 Min. de lectura

Noticias Barbanza

El niño riveirense Brais Muñiz Sampedro, de 4 años, tiene desde el pasado jueves un ángel de la guarda o un Rey Mago especial. Se trata de Alfonso Paz Cadabal, un voluntario de la agrupación riveirense de Protección Civil, que lo auxilió con urgencia, salvándole la vida cuando quedó inconsciente al atragantarse con la bola de caramelo de kojak con chicle. El pequeño estaba junto a su madre Iria y su hermano Iván, y rodeado por amigos y conocidos, cuando empezaba saborear un chupa-chups y le hizo un gesto a su progenitora de que se le había partido el palo de papel, posiblemente al ablandarse con la saliva. Entonces, el chiquillo quiso darle la bola de color rojo y se la tragó, conclusión a la que llegó la madre tras rastrear con sus dedos en la boca y no la encontró. A partir de ahí, Brais empezó a tener problemas para respirar, su rostro se tornó morado y se desplomó en el suelo. Iria se puso muy nerviosa y gritaba. Un hombre que estaba justo al lado reaccionó echándole una mano para extraerle la bola de caramelo, pero no lo consiguió. Otro vecino que estaba allí cogió al pequeño en brazos y tras salir de la muchedumbre se dirigió por la zona vallada de los soportales hacia la base de Protección Civil, en donde estaban dos voluntarios y dos policía locales. Se lo entregó a Alfonso Paz y le dijo que se había atragantado con un chupa-chups. Sin dudar un instante le aplicó la primera maniobra de Heimlich, consistente en una compresión abdominal para desobstruir el conductor respiratorio sin éxito. Tras el segundo intento, el niño empezó a vomitar y cogió algo de aire al dejar de estar obstruido temporalmente el conducto respiratorio, pero no consiguió expulsar la bola de caramelo, algo que si logró a la cuarta tentativa. A partir de ahí, lo llevaron a la ambulancia de Nordés, contratada para la cabalgata y que estaba muy cerca. Los técnicos sanitarios detectaron que Brais no tenía saturación de oxígeno en sangre y lo llevó de inmediato al centro de salud, en donde decidieron trasladarlo al Hospital do Barbanza para una mejor revisión. Debido a que en este último no contaban con un otorrinolaringólogo de guardia, se optó por derivar al pequeño al Clínico de Santiago en donde tras comprobar con una sonda como se encontraba la laringe, le dieron el alta en torno a las dos de la madrugada y regresó a su domicilio en el entorno de la iglesia de santa Clara, en el barrio de Deán.


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